Los míos, los tuyos y los nuestros

Con el paso del tiempo, hemos sido testigos de profundos cambios en la conformación y desarrollo de los grupos familiares. Los cambios paradigmáticos y nuevos valores individuales, así como a las necesarias modificaciones de las instituciones frente a la modernidad han producido transformaciones importantes en los modos en los que concebimos las relaciones de pareja y familia. De este modo, desde el establecimiento de la ley de divorcio en Chile el año 2004, la cantidad de separaciones se ha visto en un constante aumento, presentándonos con uno de los desafíos a los que nos vemos enfrentados día a día en el espacio de la terapia. Esta vez, trataremos de manera general respecto a los procesos de ensamblaje y la importancia del espacio terapéutico en apoyo de éstos.

Nos referimos a una familia ensamblada, reconstituida o mixta, en la que uno o ambos miembros de la actual pareja tiene uno o varios hijos de uniones anteriores. Frente a ello, las relaciones y dinámicas familiares se ven modificadas y es donde, usualmente, se pueden producir dificultades.

El ensamblaje es un proceso complejo y multidimensional, en donde se han de considerar diversas variables y en el cual cada integrante de la familia experimentará de manera particular las modificaciones necesarias para la articulación de una nueva familia. De este modo, aparecen dudas como ¿es correcto que me llamen papá o mamá?, ¿qué tipo de relación debiera tener con los hijos de mi pareja?, ¿qué esperarán de mí, en términos de reglas o normas?, ¿cómo hacer para juntar a sus hijos con los míos? Por su parte, será posible apreciar dificultades a nivel de expresión emocional en los hijos, quienes experimentarán, por su parte, problemas de adaptación frente a nuevos espacios y convivencias.

En primer lugar, es imprescindible señalar que este proceso se desarrolla simultáneamente con la experiencia del duelo: el término de una relación de pareja; la sensación de que la familia se acaba; cambios de casa y de estabilidad; la necesidad de reconformar un día a día, etc. De este modo, el proceso de ensamblaje ha de considerar la experiencia subjetiva de cada uno de los integrantes de la familia, permitiendo la elaboración del duelo desde su posición y desarrollo etario, facilitando la contención de la tristeza y enojo, así como el fomento de la comprensión y apoyo entre los integrantes de la familia.

Es usual que en este proceso se expresen altos niveles de nostalgia con relación a perdido, pero es de este modo, acompañando a los integrantes de la familia en su proceso de adaptación, que se puede facilitar la comprensión de dicha pérdida. De este modo, será importante ir dando tiempo al proceso, mientras se va desarrollando un mayor sentido de pertenencia y de habitualidad a la nueva conformación familiar, domicilio, costumbres y ritos familiares, etc.

Finalmente, será importante permitirle a los integrantes de la familia en proceso de ensamblaje tomarse el tiempo de transitar y adaptarse a la nueva conformación familiar, buscando facilitar el tránsito a un estilo relacional que se adapte a las necesidades vitales de cada uno de ellos. Frente a ello, la terapia familiar aparece como un espacio de contención para los procesos emocionales complejos y ambivalentes que se experimentan durante estos procesos – por lo que se recomienda como un acompañamiento al momento de buscar establecer una nueva familia que pueda incluir a los míos, a los tuyos y a los nuestros.